martes, 24 de junio de 2008

Esta noche hemos puesto
dos piedras a secar
en el alféizar de la ventana.
La tuya enfrenta la luz del sur.
La mía... la mía no entiende
de puntos cardinales.
Ni de coordenadas.
La tuya resplandece
al ritmo que crece el sol.
La mía, se va arrugando
a medida que se reseca
en torno a la memoria.
Dos piedras como dos mundos.
En la tuya el sol arranca destellos.
En la mía, se hunde en el vacío de sus poros.
De la tuya germina la vida.
En la mía, hondura de silencio
ahorcando la piel del alma.
¡ Hay piedras tan tristes
secándose en la noche !

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho.

¿poesía de Noche de San Juan?

No son piedras lo que se pone en las ventanas.

Como no tenemos tertulia, te mando lo último que he escrito, tras una noche de juerga.

¡Para hidratar las piedras!

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Parto el limón
¡Y el brillo me ciega!
Un sol amarillo y ácido
se me clava
en las pupilas.
Ríos de lágrimas,
meres de saliva,
me anegan
en un océano de sal.
Una chispa amarga,
una gota dulce,
un beso,
una Margarita.

¡Felices Vacaciones!

Maria (Jesús)

Armando Vega dijo...

No,no es poesía de Noche de San Juan. Si de otra noche más densa y oscura.
Con tu poema, se me hace la boca agua... mmmmmmmmm...
Esa gota dulce y ese beso (si es tuyo) seguro que hidratan las piedras y más.
Gracias por tu comentario y por tu compañía poética.