jueves, 17 de abril de 2008

Serán las huellas indelebles
tatuando el reseco lecho
sobre el que se acunaban las aguas.
La ausencia de vida entre las grietas
infértiles que dibujan
la estéril superficie abrasada.
La insoportable ausencia
de vuelos y gorjeos,
como un peso desmesurado
opimiéndonos el pecho.
Los labios abriéndose
en mil heridas lacerantes
hacia soñadas - solo soñadas -
gotas de agua.
Los dedos curvados
en torno al vacío,
lo mismo que garras
que el hambre guía.
Ojos que marchitos
en secas cuencas
espantan de lejos las miradas.
Será el final de un existir
tiñendo de sepia calcinado
las últimas gotas de esperanza.

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