Abrir los ojos al color
intenso de los atardeceres
deslizados sobre la oblicuidad
marina de los horizontes.
Desde esa visión retroceder
por las rutas abiertas
en pleno cuerpo de la memoria,
hacia geométricas abstracciones
de horizontes infantiles.
Baile de formas
tamizadas en el cedazo
indestructible del tiempo.
miércoles, 9 de julio de 2008
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