lunes, 19 de mayo de 2008


Y si dejamos vacío el espacio de la voz,
proliferarán espesos bosques de silencio.
Un débil resplandor
silueteará retorcidos alambres
de campos desolados.
Bastará abrir los ojos,
salir por un instante
al exterior de imaginarios paraísos.
Dónde, entonces, los océanos de luz.
Dónde las eras imposibles
en cuyos surcos estéril permanece
la semilla del sonido.
Dónde el color tiñendo
la hondura del sentir.
Derrumbe. Deconstrucción total.
Terrible muestra descarnada
habitando la cota cero del pensamiento.

1 comentario:

jose ramón lópez dijo...

PASABA POR AQUI Y ME PARÉ A BEBER EN LA FUENTE DE TUS VERSOS, UNA VEZ SACIADA MI SED SIGO ADELANTE CON LA TRANQUILIDAD DE QUE AÚN ME QUEDAN MUCHOS POR DESCUBRIR.

MUY BUENOS
UN ABRAZO