sábado, 26 de abril de 2008

Cuando la luna asoma en el horizonte,
tu cuerpo desnudo recibe la pálida luz
dibujando relieves sobre la seda de la piel.
Tornando de plata el río
que entre los muslos te discurre.
Bello juego el de borrar cada sombra,
cada reflejo, a punta de lengua.

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